Sera la voz del olvido que con tan ronco sonido me desvela y hunde.
Aunque se bien que es vagar sin luz por el mundo, prefiero el olvido, al sufrimiento continuo y sin retorno, de penar rememorando el beso en que fundé todos mis triunfos.
Ese olvido que es bálsamo donde en un suspiro curar el mal del amor herido, del amor lejano que el ruiseñor aqueja con su canto.
Quisiera y no quisiera volver a escucharlo.